Hace un tiempo una amiga y seguidora del blog me pidió que hiciera el paso a paso de mi salsa casera de tomate. Se trata de una salsa muy sencilla pero muy sabrosa que una vez hecha tiene muchas utilidades en la cocina. Podemos utilizarla con un plato de pasta, albóndigas o como en este caso, uno de los platos favoritos de mi hija Araceli: con salchichas, arroz blanco, huevo frito y plátano macho frito. En esta entrada os explicaré cómo hacer este plato tan rico al completo.
Para hacer esta salsa podéis utilizar tomates naturales o una lata de tomate triturado. Yo suelo hacerla con tomate natural si los encuentro en oferta y son de calidad. Si me veo en una urgencia siempre suelo tener un par de latas de tomate en la despensa porque son muy socorridos.
Ingredientes:
3 cebolletas tiernas
3 dientes de ajo
1 lata de tomate triturado de 800 gr o 1,5 Kg de tomate natural pelado y rallado
Aceite de oliva virgen extra
Sal
Azúcar
Jengibre en polvo
Salsa de soja
Para el plátano macho frito:
1 plátano macho en su punto de madurez
Aceite de oliva virgen extra
Sal en escamas
Comenzamos nuestra salsa cortando muy finamente las cebolletas y los dientes de ajo. A mi me gusta incluir la parte verde de las cebolletas porque le da mucho sabor.
Ponemos las verduras a rehogar en una sartén con un poco de aceite de oliva y un pellizco de sal.
Dejamos que se pochen a fuego medio un rato.
Incorporamos el tomate y una cucharadita de azúcar.
Dejamos que se haga a fuego suave poco a poco. Como suele saltar bastante, es recomendable usar una tapadera e ir removiéndolo de vez en cuando para que no se nos pegue al fondo.
Cuando el aceite de oliva suba a la superficie será la señal de que tenemos nuestra salsa bien hecha. Más o menos suele tardar una hora así que hay que tomárselo con calma. El resultado merece la pena.
Añadimos la punta de una cucharadita de jengibre molido y un "chorreón" de salsa de soja. Removemos bien y probamos por si necesita que rectifiquemos de sal. Hay que tener cuidado porque la salsa de soja es salada, por eso no pusimos sal cuando agregamos el tomate. No os preocupéis porque el tomate no va a saber ni a jengibre ni a soja, solamente es un toque pero os aseguro que queda más sabrosa y más rica.
Hay personas que les gusta triturar la salsa una vez que la tenemos hecha. Personalmente no soy partidaria de hacerlo porque no me molesta en absoluto encontrarme las verduras pero eso ya lo dejo a vuestra elección. De ambas maneras la salsa queda muy buena.
Para hacer el plátano lo pelamos y cortados en rodajas como de un dedo de grosor.
Ponemos en una sartén el aceite a calentar y las freímos hasta que comiencen a tomar un poco de color. Las sacamos y ponemos sobre papel de cocina.
Vamos cogiendo una por una las rodajas de plátano y las aplastamos.
Yo suelo hacerlo con un cuchillo grande tal y como veis en la imagen.
La rodaja debe quedar así de fina.
Una vez que hayamos hecho la operación con todo el plátano, volvemos a poner el aceite al fuego y cuando esté bien caliente volvemos a freír todas las rodajas hasta que queden bien doradas y crujientes. Sazonamos con sal en escamas.
Para completar nuestro plato solo nos queda cocer el arroz y tras escurrirlo muy bien, rehogarlo en una sartén con un par de dientes de ajo muy finamente picados.
Freímos las salchichas y el huevo.
Montamos nuestro plato y a disfrutarlo!!!
No hay comentarios:
Publicar un comentario