Si nos atenemos al nombre tal y como nos dejó escrito la abuela en su libreta de recetas, revoltillo de carne, nos imaginamos una receta tipo guisaíllo malagueño. Sin embargo la realidad es que se trata de unos rollitos de ternera rellenos que son una delicia. Tiene un poco de trabajo este plato pero el resultado merece la pena. Especialmente os recomiendo hacerlos para días especiales o fines de semana porque quedan exquisitos, os lo aseguro.
Ingredientes (para 6 personas):
6 filetes grandes de ternera
250 gr de carne de ternera picada
259 gr de carne de cerdo picada
3 dientes de ajo
un manojito de perejil
150 gr de jamón serrano en taquitos pequeños
3 cucharadas de pan rallado
1 limón
Pimienta negra molida
Nuez moscada molida
1 vaso de vino blanco
Caldo de carne
1 lata grande de champiñones
Harina
Aceite de oliva
Sal
Hilo de cocina
En un recipiente de cocina amplio ponemos la carne picada, los taquitos de jamón, los dientes de ajo y el perejil picados. Le añadimos un poco de sal, la pimienta negra molida, el zumo del limón y las 3 cucharadas de pan rallado. Mezclamos bien todo el conjunto.
Sobre una tabla de cocina vamos aplanando con la ayuda de un rodillo los filetes de uno en uno.
Salpimentamos cada filete y le ponemos un poco del relleno.
Cerramos por los laterales.
Terminamos envolviendo todo el relleno con la carne de ternera.
Bridamos los filetes con el hilo de cocina. Si os cuesta trabajo bridar la carne, podéis comprar una red especial para carne y simplemente tendréis que introducirla.
Ponemos en una sartén el aceite de oliva a calentar y mientras vamos enharinando los rollitos.
Los freimos en abundante aceite caliente.
Los pasamos a una tartera amplia y le añadimos pimienta negra molida y nuez moscada.
Agregamos el vaso de vino blanco y dejamos unos minutos al fuego para que se evapore el alcohol. Le añadimos el caldo de carne.
Dejamos que hierva a fuego suave dándoles la vuelta de vez en cuando hasta que se espese la salsa y la carne quede tierna. En ese momento le añadimos la lata de champiñones y apartamos del fuego.
Para servir es preferible esperar a que se enfríen. Los desbridamos y cortamos en láminas. Una vez cortados los podemos calentar ( lo hacemos así para que no se nos rompan). Salseamos y servimos acompañados de la guarnición que queramos. Personalmente me gustan mucho con un buen picaíllo de tomate como veis en la imagen o las infalibles patatas fritas para mojarlas en la salsa.
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